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Me gusta describir casos terapéuticos. Son más interesantes y animados que el razonamiento teórico. Pero la publicación requiere el permiso del cliente. Por lo general, la gente está de acuerdo: mantengo su confidencialidad, cambio los detalles y es agradable e interesante leer sobre mí. Pero hay temas que ni siquiera me atrevo a discutir con los clientes sobre describirlos y publicarlos. Me parecen muy personales e íntimos. Estas son historias de personas cuyos familiares y seres queridos se suicidaron. Por lo tanto, no les contaré la historia de otra persona, simplemente compartiré mis sentimientos y pensamientos. Es amargo, doloroso y aterrador cuando un ser querido muere. Doblemente si esta muerte es repentina e inesperada. Y es mucho más terrible, doloroso y amargo si una persona se suicida. La culpa siempre acompaña a la pérdida. Estoy vivo, pero él murió. ¿Qué no hice, qué me perdí? Todas las personas que han perdido a un ser querido se hacen estas preguntas. Pero esta pregunta se vuelve gigantesca, oscureciendo el cielo y el sol, se instala en la cabeza y no sale, vive allí todo el tiempo: ¿Por qué? ¿Qué hice mal? ¿Qué no hice? ¿Cómo pudo? La vida se detiene, su flujo se congela, todo lo que queda es el dolor ardiente de la pérdida y un enorme sentimiento de culpa, seguido de ira, malentendidos. ¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo puedo vivir ahora con esto? carga que me puso? ¿Para qué? Y durante muchísimo tiempo, durante muchos años, una persona se recuperará, se recuperará de las ruinas, de las cenizas, intentará empezar a vivir y ver el sol de nuevo. Siento una pena inexpresable por las personas que lo han hecho. para pasar por todo esto. Podrían vivir una vida diferente, quizás difícil, complicada, pero aún así una vida donde hay esperanza, donde el cielo es visible. Pero no lo tendrán. Ya no podrán ser los mismos. Sabes, me parece que nadie merece tal castigo. Incluso la peor y más desalmada persona que quiere venganza. Así no. Simplemente no a costa de su vida. Hago un llamamiento a aquellos que están experimentando tanto dolor; acepten mi más sentido pésame, lo siento muchísimo, me compadezco sinceramente de usted. Hago un llamamiento a quienes están pensando en suicidarse: por favor, no. hazlo. No castigues a tus seres queridos, aunque te parezca que están equivocados. Todavía no podrás ver su arrepentimiento. No os venguéis de quienes os abandonaron, de quienes os trataron injustamente, aunque os parezca que ésta es la única manera de llegar a ellos. Aún así no podrás escuchar la respuesta. Dales a ellos y a ti mismo una oportunidad. Sé generoso. No te lleves sus almas contigo. No te vayas. Por favor, del sitio web del autor http://gestalt.bartosh.org./

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