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Los padres de un niño de cinco años enviaron al niño de vacaciones con su abuela durante dos semanas a la orilla del mar. La abuela se esforzó mucho para que las vacaciones del niño transcurrieran perfectamente y no se vieran eclipsadas por nada. En el mar hubo un rico programa: diversas excursiones y viajes. Este fue el primer viaje del niño sin sus padres, aunque ya había estado en el mar antes. Regresaron a casa felices, contentos, descansados ​​y bronceados. Un par de días después, la madre del niño notó que durante el almuerzo estaba bebiendo... sopa de un plato. "¿También hiciste esto en el mar?", Preguntó. “¡Sí!”, respondió orgulloso el hijo y agregó: “Y también se comió el puré con las manos”. Al llegar, la abuela dijo que el niño estaba muy emocionado y emocionado en el mar. Mom, too, began to notice all this more clearly every day... Intonations appeared in her voice: “I don’t buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuyiyiyiyiyiuniyiyiyiyiyiyi yuniuniyi y uniuniversi suuuuuuuuuuuuuuuuuunit yetsessessessssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss] en lugar de un simple "no". El niño estaba de cabeza todo el día, e incluso comía en esta posición, con las piernas en el aire. La emoción y la emocionalidad crecieron. Los padres miraron desconcertados a su hijo. Era como si el niño hubiera sido reemplazado. El niño ignoró todas las exigencias, persuasiones y reglas de los padres y no les prestó atención. Un tono ordenado apareció en el discurso: “Bueno, ¿dónde está mi cuchara sopera??”, “Pon la ensalada en el plato”. El colmo fue la aparición de agresión en mi hijo. Si algo no era “a su manera”, inmediatamente lanzaba sus puños y gruñía a sus padres, podía agarrar su mano dolorosamente y golpear a su madre en la espalda. Además, la agresión era inaceptable en esta familia. Los padres nunca golpearon al niño ni mostraron agresión entre sí. ¿De dónde salió tanta ira, tanta irritación, gruñidos y puñetazos? Y ahora, en orden. ¿Lo que realmente sucedió? 1. El niño creció durante cinco años en una familia donde los padres establecían reglas, exigían, criaban al niño teniendo en cuenta sus valores y formaban los valores del niño. En otras palabras, formaron para su hijo los límites de la permisibilidad, más allá de los cuales sólo podía ir más allá de raras excepciones. Los niños necesitan límites porque así se sienten apoyados y seguros.2. El niño va al mar, donde no hay padres, pero hay una abuela que quiere complacer al niño y por eso activa el “modo permisivo”. Esto es de la serie: "No importa lo que le guste a un niño, siempre y cuando no llore". El niño, al principio no acostumbrado a que puede hacer de todo: comer puré de patatas con las manos y (¡lo siento!) ir al baño en la playa en cualquier lugar, y mucho más, empieza a “probar” esta permisividad. Por un lado, es interesante, adictivo y cada vez quieres probar más esta permisividad. Y la abuela empieza a complacerlo con esto. El niño, al estar dentro del marco de las reglas de los padres y con límites claros, no está acostumbrado a la permisividad en la que no existen límites. Por tanto, la ausencia de límites hace que las demandas y deseos del niño sean igualmente interminables e insaciables 3. La agitación del niño está relacionada precisamente con la ausencia de estos límites, porque, en primer lugar, se trata de una situación nueva para el niño y, en segundo lugar, está perdido y no sabe qué hacer en esta situación y le “vuela el techo”. No puede “digerir” esto, aunque el fruto prohibido lo llame.4. Y luego terminan las vacaciones y el niño regresa con su familia, donde nadie ha cancelado las reglas. Él comienza a resistirse a estas reglas, porque... Todavía está en el modo que mi abuela estableció en dos semanas. Le cuesta adaptarse a las exigencias y reglas tempranas de sus padres. Y por eso, el niño responde a cada comentario de los padres con indignación y resistencia. La indignación se intensifica y aparecen agresiones, puños y gruñidos. Lo que queda por entender es ¿qué deben hacer los padres con todo esto? 1. Ten paciencia y empieza de nuevo a construir un sistema de valores (respeto a los mayores, no peleamos en nuestra familia, etc.), reglas, requisitos y, en raros casos, prohibiciones. Es decir, reformar límites que fueron violados en ausencia de los padres.2. Responder correctamente a la agresión del niño, a sus sentimientos, utilizando la escucha activa: “Estás enojado”, “¡Oh, qué enojado estás ahora!” Enséñale a hablar con calma!

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