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Uno de los problemas a los que nos enfrentamos casi a diario es cómo motivarnos para realizar una acción u otra. Cualquier acción o hecho, incluso el más insignificante, necesariamente tiene una motivación detrás, y si la acción es compleja, entonces toda una gama de motivos. De algunos de ellos somos conscientes, de otros no. El problema de la pereza es también un problema de motivación. El interés va de la mano de los motivos. Si estamos interesados ​​en algo, entonces los motivos se pueden encontrar fácilmente, pero ¿qué pasa si no hay interés? Entonces necesitas motivarte... Además del interés, la motivación está influenciada por la jerarquía de valores. La primera forma de motivación es determinar el lugar en la jerarquía de valores del proceso o resultado que se quiere (necesita) realizar. Si no es lo suficientemente alto, puedes asignarle un valor adicional. Por ejemplo, por un trabajo aburrido, prométase algún tipo de recompensa o elogio, aprecie su "esfuerzo heroico"... Incluso la actividad normal puede verse interferida por motivos conflictivos que simultáneamente lo influyen en este momento. Luego (motivación número dos) es necesario identificar motivos en competencia y hacer algo con ellos (ponerlos en una jerarquía: primero negocios, luego descansar, o posponer la implementación de uno de los motivos debido a la imposibilidad de su implementación en este momento). ). Por analogía, puedes encontrar otras formas de regular tu propia motivación. Si la regulación no funciona, entonces entra en juego la artillería pesada: el esfuerzo volitivo. Puedes hacer cualquier cosa con un esfuerzo de voluntad, pero no olvides que cualquier acto de voluntad requiere mucha fuerza. Y también hay un efecto secundario en forma de crisis en el ámbito de la motivación de las necesidades. Cuando la contradicción de motivos alcanza tal grado que surge una fuerte tensión, la psique suspende toda actividad (una persona no puede hacer ni siquiera el esfuerzo volitivo más simple, por ejemplo, levantarse y lavarse). Por eso es mejor negociar con tus motivos. Noviembre de 2011 Marina Vedishcheva.

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