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La humanidad lleva mucho tiempo experimentando con varias formas de cambiar temporalmente el funcionamiento del cerebro para adquirir capacidades que no están disponibles de forma natural. Como regla general, estos métodos se reducen al uso de sustancias naturales o sintetizadas, que, sin embargo, afectan inmediatamente a todo el cerebro. Los científicos tienen a su disposición una herramienta que les permite influir de forma selectiva y local en áreas individuales, mejorando una u otra función. Esta herramienta es un campo eléctrico o magnético y su uso a veces conduce a resultados sorprendentes. El número de abril de la revista Nature (2011) habla de los experimentos de Vincent Clark, neurocientífico de la Universidad de Nuevo México (EE.UU.). Clark descubrió que la estimulación transcraneal de corriente continua (TDCS) mejora el aprendizaje. Según las condiciones del experimento, un grupo de voluntarios tuvo que jugar al juego de ordenador DARWARS Ambush!, diseñado para entrenar al personal militar enviado a Irak. Su esencia es desarrollar la capacidad de detectar objetos ocultos en el contexto de un paisaje complejo. Utilizando electrodos colocados en la cabeza, los sujetos recibieron 30 minutos de estimulación eléctrica en el lado derecho del cerebro mientras jugaban. Los participantes que recibieron una corriente de 2 miliamperios obtuvieron el doble de rendimiento que aquellos que fueron estimulados con una corriente de sólo 0,1 mA. "Aprendieron más rápido, pero no tenían suposiciones ni intuiciones sobre por qué estaba sucediendo", dice Clark. El científico ve la TDCS como una forma de separar prácticamente los mecanismos del aprendizaje y la conciencia. Esta área de investigación, afirmó, “pronto experimentará un crecimiento explosivo y nos proporcionará una gran cantidad de nueva información, al mismo tiempo que planteará nuevas preguntas”. En la década de 2000, comenzó a comprenderse qué causaba el efecto observado de TDCS. La corriente continua crea un campo eléctrico en el tejido cerebral que cambia la diferencia de potencial entre los lados de las membranas celulares. La llamada estimulación "anodal", en la que la corriente se dirige al electrodo, conduce a la despolarización de las neuronas, como resultado de lo cual aumenta su disposición a responder con un pico a una señal entrante de otras células. En consecuencia, la estimulación "catódica", en la que fluye corriente desde el electrodo, provoca el efecto contrario, aumentando la diferencia de potencial entre los lados exterior e interior de las membranas y reduciendo así la excitabilidad de las neuronas. Más recientemente, los neurocientíficos del Instituto de Tecnología de California pudieron demostrar experimentalmente que los campos eléctricos extracelulares en realidad cambian las características de los potenciales de acción de las células nerviosas. Según estudios farmacológicos, la producción del receptor NMDA aumenta en la zona de los contactos sinápticos bajo la influencia de la corriente eléctrica. Esto mejora la plasticidad del tejido neuronal, dándole temporalmente un estado en el que las neuronas tienden a reconfigurar sus conexiones en respuesta a un estímulo externo, como aprender un nuevo comportamiento. Por ejemplo, en 2009, Leonardo Cohen del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos (Maryland, EE. UU.) demostró que la TDCS mejoraba la capacidad de los sujetos para aprender ejercicios simples de coordinación, y esta mejora se mantuvo tres meses después del experimento. Además de acelerar los procesos de aprendizaje, la estimulación cerebral afecta a otras propiedades mentales. En particular, esta técnica se considera seriamente como un medio prometedor para el tratamiento de la depresión, el estrés postraumático, el retraso en el desarrollo mental y del habla y otros trastornos nerviosos. En 2007, Felipe Franey del Centro de Estimulación Cerebral No Invasiva (Boston, EE. UU.) y Paolo Boggio de la Universidad Mackenzie (Sao Paulo, Brasil) descubrieron un efecto curioso del TDCS: resultó que el impacto de la corriente continua en el área. ubicada encima de la sien, la llamada zona prefrontal dorsolateral, conduce al hecho de que una persona se vuelve!

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