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En las clases, a través del tipo femenino de movimiento, respiración, visualización, trabajamos varios aspectos de nosotros mismos: armonizamos lo masculino y lo femenino en nosotras; sanar nuestra percepción del pasado, presente y futuro; Llenamos de energía nuestros proyectos creativos; y también integramos, sanamos y centramos la experiencia de nuestra alma en las diversas cualidades inherentes a un determinado arquetipo: el arquetipo de la "Madre Salvaje" - fuerza interior, verdad, sabiduría primordial; el arquetipo de la "Ama" - sensualidad, alegría, inocencia; placer; el arquetipo "Amazonas" - libre albedrío, abundancia, responsabilidad, realización; el arquetipo "Madre amorosa" - amor incondicional, empatía, aceptación; arquetipo "Reina" - liderazgo, creatividad, dignidad, intuición; clarividencia, clariaudiencia, clarividencia, clarisentiencia; arquetipo " Diosa" - conexión con lo divino, iluminación Una vez decidimos vivir diferentes polaridades de estas cualidades: violencia e impotencia, sensibilidad y "congelación", víctima y verdugo, uso y libre albedrío, abundancia y privación, responsabilidad e irresponsabilidad, libertad y adicción, y muchas otras, para conocerse a uno mismo en diversas manifestaciones y unir esta experiencia en el centro. Y en cada uno de estos arquetipos tenemos, en un grado u otro, historias inacabadas, experiencias incumplidas, emociones bloqueadas, tensiones musculares crónicas que ni siquiera notamos. Durante las prácticas femeninas todo esto comienza a elevarse, moverse, despertar, y es muy importante que entremos en vivir consciente y dejarnos llevar por la respiración tipo femenina, regresando a nuestro centro. Para ello es muy importante seguir el. siguientes condiciones: Durante la práctica, aprendemos a aceptar todo como es, sin intentar cambiar nada. Aprendemos a aceptarnos a nosotros mismos como somos en este momento: con todas nuestras imperfecciones. Tengamos éxito en algún movimiento o no, disfrutamos de nosotros mismos, de nuestros movimientos, de nuestro cuerpo, incluso cuando, como nos parece, no lo conseguimos. Disfrutamos de nuestra verdadera manifestación en este momento, porque esto no volverá a suceder. La próxima vez será algo diferente. Y en esta imperfección se manifiesta la enorme abundancia y diversidad de nosotros mismos, nuestra riqueza interior. Y luego se convierte en un proceso interminable de explorarse a uno mismo, de conocerse a uno mismo una y otra vez. Y en este proceso se vuelve increíblemente interesante estar consigo mismo: ¿cómo soy hoy? Y entonces no surge la cuestión de la imperfección o la incorrección de los movimientos, la culpa interna. Surge la cuestión de explorarse a uno mismo en diversas manifestaciones y encontrar el estado más armonioso y elevado. Aprendemos a vivir y aceptar nuestras emociones, verlas, sentirlas, vivirlas y exhalarlas sin aferrarnos a ninguna historia. Aprendemos a ver el momento en el que empezamos a reaccionar, a sufrir y a tomar una decisión libre: exhalar y soltarnos con gratitud. En el proceso de práctica, es absolutamente natural que surjan diversas emociones, porque... Trabajamos intensa y suavemente con el cuerpo y la energía. Y ahora ya podemos sentir cómo la vecina comienza a irritarnos, cómo tal vez por alguna razón las lágrimas caen... Y el siguiente paso a nuestra elección: entramos en irritación, sufrimiento, o damos la bienvenida a la ira, el dolor y exhalamos. , estando en un estado de fluidez: conocido - vivido - dejado ir. En las prácticas de las mujeres, aprendemos a aceptar sin reaccionar y a dejar ir sin aferrarnos.3. En las prácticas de las mujeres, ganamos integridad conectando lo de arriba con lo de abajo, el cuerpo y las emociones; cuerpo, alma y mente.4. En las prácticas de las mujeres aprendemos a estar en estado de presencia todo el tiempo, sintiéndonos a nosotras mismas, nuestro cuerpo, el flujo de energía en él, así como a todas las mujeres del círculo. A menudo sucede que cuando nos sentimos sólo a nosotros mismos, permanecemos cerrados a los demás. O sentimos a los demás, olvidándonos de nosotros mismos. Aprendemos a encontrar ese estado dentro de nosotros mismos cuando podemos sentirnos a nosotros mismos y a los demás. En las prácticas de las mujeres, aprendemos a sincronizarnos y disolvernos en algo más grande que nosotros: en una pareja, en un círculo de mujeres, en. 18.30

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