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Hay personas que se negaron categóricamente a celebrar el Año Nuevo. No tienen depresión. Simplemente no ven el sentido por sí mismos. No están interesados. Hay gente así. ¿Por qué tocarlos? No piden consultas, porque no tienen ningún problema. Nada les molesta. Si acuden a un psicólogo, sólo con quejas de persecución de amigos y familiares que quieren incluirlos en la diversión. Los que te rodean están indignados porque necesitas poder regocijarte y divertirte. Los familiares saben por experiencia propia que la diversión proporciona alivio psicológico, ayuda a aliviar la tensión y redirige la atención. Pero supongamos que nuestro héroe es una persona religiosa, reza, medita, practica deportes... En otras palabras, alivia el estrés incluso sin vacaciones. Y la festividad en sí no simboliza nada bueno para él. Aquí surge un problema: la persona se muestra inflexible y no quiere adaptarse a quienes le rodean. Y si este comportamiento es típico de él, es posible que tenga problemas para comunicarse con los demás. Unas vacaciones son solo un motivo para una oleada de emociones, un motivo para cambiar de marcha. La participación en él no es un requisito previo para el bienestar psicológico. Al mismo tiempo, es mejor involucrar a los niños en las fiestas masivas que se celebran en la región donde crecen. Incluso si eres la persona que no ve el sentido del Año Nuevo, ¿qué pasará si no haces esto? En primer lugar, el niño se sentirá como un extraño. Esto se expresa claramente en las familias de religiosos sectarios, o simplemente creyentes, cuyas opiniones no les permiten celebrar las fiestas tradicionales de la zona. Por ejemplo, muchas familias ortodoxas no celebran el Año Nuevo porque cae durante la Cuaresma. Pero celebran la Navidad. O en los países católicos la Navidad se celebra ampliamente, mientras que los representantes de otras religiones pueden negarse a celebrarla. En cuanto a las personas con depresión, se les puede animar a que hagan un esfuerzo y se unan a la celebración. Márcate un objetivo directo: encontrar ventajas, momentos interesantes, lo que agrada a la vista... Hoy en día la gente suele ser más alegre y amigable de lo habitual, lo que es un plus para que una fobia social empiece a salir del caparazón. con venir!

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