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Hoy quiero hablar sobre los errores de lectura que se cometen debido a una deficiencia de las funciones de control de actividad. Tales errores pueden manifestarse al adivinar la lectura, cuando un niño piensa en el final o en la mitad de las palabras, omite letras e incluso palabras. A partir de dicha lectura, cambia el significado de lo leído o aparece una inexactitud en la información que el autor del texto quería transmitir. Mientras lee, los ojos hacen saltos (sacádicos) y pausas. En el momento de los saltos, los ojos se mueven a lo largo de la línea y durante las pausas se registra y procesa la información. Si un niño tiene una función de control de actividad bien desarrollada, entonces los ojos no dan saltos incontrolados. Si se reduce esta función, parte de la palabra no se registra, lo que significa que no se procesa. Y al niño no le queda más remedio que pensar en parte de la palabra. En la oración: "El erizo se despertó, eso significa que el día termina", el niño lee la última palabra: "terminó". ¿Qué pasó? Los ojos registraron la primera parte de la palabra (concha), luego se produjo un salto incontrolado y solo se registró la última sílaba (sya). El niño pensó en la mitad de la palabra. Eligió una palabra que tenía un significado parecido. Lo mismo sucedió con la palabra OÍDO. El niño lee incorrectamente: "escuchó". Debido a saltos incontrolados, se pierden partículas, conjunciones y preposiciones, lo que provoca que cambie el significado. Entonces, en la última frase del cuento "Grajilla y palomas", el niño no lee la partícula NO: "Pero tampoco la reconocieron y la echaron". ¿Que ha pasado ahora? ¿Se ha perdido el significado y la lógica de lo que leíste? El rostro del niño expresaba desconcierto. Para corregir y desarrollar el control sobre los movimientos oculares, te contaré uno de los ejercicios. Se trata de pruebas de corrección muy conocidas. Le das instrucciones al niño: “Tachamos la letra A, subrayamos la letra P. Pero nos moveremos como un tranvía que pasa junto a cada durmiente, sin perder ni uno solo. Los durmientes son letras y el lápiz es un tranvía. Por tanto, comprobaremos cada letra, moviéndonos a lo largo de cada línea de izquierda a derecha. Despacio." Se necesita un lápiz para poder controlar si el niño mueve correctamente los ojos a lo largo de la línea. Si descubre que el niño se ha perdido la letra correcta, diga: "¡Alto!". y pídale al niño que revise nuevamente las letras a partir de la última indicada. ¿Cuál es el criterio cuando ya no puedes controlar la corrección del ejercicio? Cuando ves que el niño no se equivoca al buscar letras y puede controlarse de forma independiente. El ejercicio ayudará a entrenar el control de los movimientos oculares, mejorar la gnosis de las letras (percepción y reconocimiento de las letras) y también entrenar la retención del programa (instrucciones). Es mejor hacer el ejercicio antes de hacer los deberes, antes de leer los textos. Cambie las letras cada vez: hoy buscamos A y P, y mañana C y B. Aumente gradualmente el número de letras. Si el niño recuerda bien las instrucciones para encontrar dos letras, puedes asignarle una tarea con tres letras. La lectura requiere un nivel suficiente de funciones voluntarias por parte del niño, por lo que es importante cuidar su desarrollo mucho antes de que el niño comience a leer..

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